El mercado global está marcado por regulaciones estrictas, consumidores hiperconectados y un escrutinio constante, innovar no es suficiente. Para escalar, atraer inversionistas y construir una marca confiable, se necesita algo más: reglas claras, transparencia y una cultura corporativa basada en la integridad.

En este escenario, NotCo, la empresa chilena creadora de alimentos de origen vegetal mediante inteligencia artificial, ha demostrado que el compliance no es solo un requisito: es un motor de expansión internacional.

Este artículo explora cómo NotCo integró el cumplimiento normativo en el corazón de su estrategia de negocios y por qué esto ha sido clave para su éxito global.

Una empresa disruptiva en un entorno conservador

¿Te imaginas disfrutar el sabor de una pechuga de pollo o una chuleta de cerdo sin que provenga de un animal? Lo que hace poco parecía ciencia ficción, hoy es una realidad gracias a la inteligencia artificial desarrollada por NotCo.

La empresa chilena NotCo nació con una idea audaz: replicar el sabor, textura y experiencia de productos animales usando únicamente plantas, todo mediante un algoritmo llamado “Giuseppe”. Lo que parecía una provocación a la industria alimentaria tradicional, pronto se convirtió en una empresa innovadora de referencia en América Latina.

Pero innovar en alimentos implica mucho más que creatividad: es enfrentar una de las industrias más reguladas del planeta. Desde ingredientes permitidos hasta rotulación nutricional, los marcos regulatorios en EE.UU., Europa y América Latina, son complejos y cambiantes.

NotCo lo entendió rápidamente: si quería vender en supermercados de Nueva York, São Paulo o Ciudad de México, debía ir más allá de la innovación culinaria. Necesitaba garantizar un cumplimiento riguroso, transparencia en sus procesos y trazabilidad operativa.

Navegar entre regulaciones: cumplir para crecer

Una empresa como NotCo no puede simplemente «cumplir con lo mínimo».

Su propuesta de valor —crear productos vegetales que imitan la leche, la carne o los huevos— está constantemente bajo la lupa de organismos reguladores.

Para enfrentar ese desafío, la marca implementó una estrategia de compliance rigurosa que aborda varias dimensiones, las que te contamos a ocntinuación:

1. Regulación alimentaria internacional

Cuando NotCo decidió expandirse fuera de Chile, no solo empacó sus productos; también tuvo que alistar una maleta mucho más compleja: la del cumplimiento regulatorio internacional. Cada país tenía su propio idioma legal, y el mundo de los alimentos no perdona errores.

En Estados Unidos, por ejemplo, la FDA no solo examina los ingredientes; exige que cada componente sea declarado con precisión milimétrica, que se especifiquen claramente los alérgenos, y que las promesas del envase —como “libre de gluten” o “100% vegetal”— estén respaldadas científicamente. No hay espacio para ambigüedades.

Brasil, por su parte, a través de la ANVISA, requiere un escrutinio exhaustivo: hay que demostrar la procedencia de cada insumo, validar su seguridad para el consumo humano y garantizar que toda la información esté alineada con los estándares técnicos locales.

Y en Europa, el escenario no es más sencillo. Normativas como el Reglamento 1169/2011 sobre información alimentaria al consumidor establecen criterios estrictos de trazabilidad, etiquetado y transparencia que incluso las grandes marcas locales deben cumplir con rigor.

Para estar a la altura, NotCo no improvisó. La empresa creó equipos dedicados al compliance regulatorio en cada mercado, diseñó protocolos internos, adaptó etiquetas con precisión quirúrgica, condujo ensayos técnicos y estableció sistemas documentales que registran cada paso, desde la elección de una materia prima hasta el producto final en góndola.

No se trataba solo de cumplir normas, sino de demostrar, ante cada autoridad sanitaria del mundo, que lo innovador también puede ser confiable, seguro y transparente.

El algoritmo de IA Giuseppe de NotCo promete replicar alimentos de origen animal usando plantas.

Giuseppe es el algoritmo de NotCo responsable de encontrar similitudes moleculares entre los alimentos con proteína animal y el vasto universo vegetal, ya que existen muchas similitudes entre ellos. La piña y la leche, por ejemplo, son más parecidas de lo que creemos, ya que ambas contienen lactonas, moléculas que realzan las notas cremosas de la leche.

2. Propiedad intelectual

Uno de los secretos mejor guardados de NotCo no está en una bodega ni en una cocina de laboratorio, sino en un algoritmo llamado “Giuseppe”. Esta inteligencia artificial —capaz de combinar ciencia de datos con gastronomía para replicar alimentos de origen animal usando plantas— es el corazón tecnológico de la empresa y su activo más estratégico. Protegerlo no es solo una tarea legal: es una cuestión de supervivencia.

Desde sus primeros pasos de internacionalización, NotCo entendió que debía blindar a Giuseppe. Para ello, estableció rigurosos acuerdos de confidencialidad con empleados, proveedores, partners tecnológicos y científicos. No bastaba con una cláusula estándar: cada contrato fue diseñado para resguardar el conocimiento sensible que alimenta al algoritmo.

Además, la compañía activó una estrategia de propiedad intelectual multinivel, registrando patentes, marcas y procesos en diversas jurisdicciones, anticipándose a los desafíos de operar en mercados con marcos legales distintos.

Pero la protección no terminó ahí. NotCo incluyó dentro de su sistema de compliance protocolos internos para la gestión segura de datos y accesos, asegurando que el conocimiento detrás de Giuseppe esté siempre controlado, auditado y lejos de filtraciones. Así, la innovación no queda expuesta al azar, sino protegida bajo reglas claras y visión estratégica.

3. Crecer no es solo vender más, sino construir confianza a largo plazo

En un mundo donde los escándalos alimentarios pueden arruinar la reputación de una empresa en cuestión de horas, NotCo comprendió que crecer no es solo vender más, sino construir confianza a largo plazo. La compañía, conocida por su innovación basada en inteligencia artificial, entendió que la trazabilidad, la transparencia y la rigurosidad en sus procesos no eran un lujo, sino una necesidad estratégica.

Así, mientras desarrollaba fórmulas revolucionarias en sus laboratorios, comenzó a levantar una arquitectura de cumplimiento sólido, digital y escalable. Cada proveedor que entra en su ecosistema pasa por un filtro riguroso: no basta con ofrecer un buen precio; se exige trazabilidad en el origen, cumplimiento ambiental, certificaciones sanitarias y un compromiso real con la ética empresarial. Este enfoque les ha permitido anticiparse a exigencias regulatorias y establecer relaciones de largo plazo con socios alineados en valores.

En lo técnico, los controles de calidad fueron sistematizados, digitalizados y abiertos a auditoría, asegurando que cada ingrediente —desde una proteína vegetal hasta una enzima natural— cumpla con normas sanitarias locales e internacionales. Esto no solo minimiza riesgos legales o reputacionales, sino que permite adaptarse con agilidad a las normativas cambiantes de mercados tan exigentes como Estados Unidos, Brasil o Europa.

Y en el plano financiero, la transparencia se convirtió en política de casa. La adopción de estándares como IFRS en la reportabilidad no fue solo un requisito técnico, sino una forma de hablar el mismo idioma que los grandes fondos de inversión. Para quienes evalúan proyectos en base a riesgos y sostenibilidad, la confianza nace de los datos, de los procesos y de la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

El resultado: una empresa que innova sin improvisar, que crece sin perder el control y que logra combinar propósito, eficiencia y cumplimiento en cada etapa de su operación.

NotCo, la startup liderada por Matías Muchnick está en una nueva etapa: hoy colabora con algunas de las compañías más grandes del mundo para reformular sus productos usando Inteligencia Artificial (IA).

Transparencia: el nuevo valor competitivo

A diferencia de muchas empresas que aún tratan el cumplimiento como un asunto reservado al área legal, NotCo ha decidido sacar el compliance a la luz, integrarlo como parte de su identidad pública y hacerlo visible para todos: clientes, autoridades y socios estratégicos. La transparencia, en este caso, no es un requisito más, sino una declaración de principios.

En cada envase, en cada comunicación, la empresa deja claro qué contiene el producto, de dónde proviene cada ingrediente y por qué existe un compromiso ético detrás de cada decisión: reemplazar ingredientes de origen animal sin sacrificar sabor, textura ni nutrición. Pero más allá del marketing, NotCo responde activamente a los reguladores, atiende a los medios con apertura y ofrece información técnica validada a los inversionistas. Incluso en redes sociales, donde muchas marcas aún rehúyen la conversación abierta, NotCo mantiene un tono directo, empático y bien informado.

Este enfoque ha generado algo que muchas empresas buscan durante años sin éxito: confianza legítima y sostenida. No solo con los consumidores que valoran la coherencia entre discurso y práctica, sino también con gigantes globales como Starbucks, Burger King o Whole Foods, que han apostado por integrar productos NotCo en sus catálogos internacionales. Esa confianza, en mercados donde la reputación es frágil y las regulaciones son estrictas, no se compra: se construye con cumplimiento, transparencia y consistencia.

Compliance como garante de inversión

Una de las señales más claras de que NotCo no es solo una empresa innovadora, sino una organización estratégicamente sólida, ha sido su impresionante capacidad para atraer capital de primer nivel.

En 2021, la compañía alcanzó el codiciado estatus de unicornio, con una valorización que superó los USD 1.500 millones. No fue una casualidad ni una moda del ecosistema tech. Fue el resultado de una combinación de visión tecnológica, propósito claro y, sobre todo, una estructura de cumplimiento que inspiró confianza incluso entre los inversionistas más exigentes del mundo.

Detrás de esta ronda de financiamiento estuvieron nombres de peso como Bezos Expeditions (el family office de Jeff Bezos), Tiger Global y The Craftory. Pero lo que muchos no ven a simple vista es que este tipo de fondos no solo apuestan por la innovación; exigen garantías.

Estos inversionistas buscan compañías con pilares firmes: estructuras de gobernanza claras, políticas anticorrupción, procesos de debida diligencia, trazabilidad de decisiones y cumplimiento normativo alineado con los marcos ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza). En otras palabras, el compliance no es un lujo ni una formalidad: es un requisito para jugar en las grandes ligas.

Tal como lo resumió uno de los asesores legales de NotCo al Diario Financiero en 2021:

«Hoy el cumplimiento no es una barrera burocrática, es un requisito para escalar a nivel mundial. Invertir en compliance fue tan importante como invertir en Giuseppe.«

La historia de NotCo demuestra que las ideas disruptivas necesitan algo más que talento: necesitan confianza. Y la confianza, en el mundo actual, se construye sobre cumplimiento, transparencia y coherencia.

Comparación con otras empresas innovadoras

NotCo no es una excepción aislada, sino parte de una nueva generación de empresas innovadoras que entienden que el crecimiento sostenible requiere algo más que buenas ideas: requiere reglas claras, estructuras sólidas y una cultura de cumplimiento.

En el escenario internacional, otras compañías disruptivas han seguido caminos similares, aunque muchas veces motivadas por crisis o exigencias regulatorias que las empujaron a profesionalizar su gestión de riesgos.

Impossible Foods, con base en Estados Unidos, tuvo que defender ante la FDA su uso del heme, una molécula vegetal que imita el sabor y color de la carne. La empresa no solo cumplió con los requerimientos, sino que optó por ir más allá: financió estudios toxicológicos, publicó resultados y articuló un discurso científico y transparente como parte central de su estrategia de compliance. Esa decisión, inicialmente defensiva, se convirtió en un valor distintivo ante consumidores y autoridades.

Betterfly, desde Chile, entendió que su propuesta de bienestar financiero digital debía estar acompañada de altos estándares en privacidad, protección de datos y cumplimiento normativo multilatino. Así estructuró su expansión regional con un equipo legal robusto, capaz de adaptarse a cada legislación y mitigar los riesgos reputacionales en mercados como Brasil, México y Colombia.

Kavak, la fintech mexicana especializada en la compra y venta digital de autos, enfrentó el desafío de operar en un rubro históricamente informal. Para lograrlo, construyó desde cero un departamento de cumplimiento que garantizara la legalidad de cada vehículo, la formalidad de los contratos, y la trazabilidad de las transacciones. El resultado: logró profesionalizar un mercado informal y ganarse la confianza de inversionistas internacionales.

Lo notable de NotCo es su madurez anticipada. A diferencia de muchas otras empresas que adoptan el compliance como respuesta a una crisis o requerimiento puntual, NotCo lo integró como parte de su ADN desde los primeros pasos de su internacionalización. No esperó a que llegaran los cuestionamientos: se adelantó a ellos. Estableció procesos, validó ingredientes, preparó reportes y diseñó una arquitectura regulatoria escalable, país por país.

Ese enfoque proactivo no solo evitó problemas, sino que le abrió puertas. Porque en el mundo de la innovación, la confianza no se improvisa: se construye con transparencia y cumplimiento.

Sin reglas, la innovación se detiene

NotCo ha demostrado que la innovación y el compliance no son mundos opuestos, sino complementarios. Cumplir no solo evita multas o rechazos regulatorios: construye reputación, atrae inversión, permite escalar y abre mercados.

Para otras empresas innovadoras de Chile y la región, el mensaje es claro: sin un sistema de cumplimiento ético, transparente y auditable, no hay escalamiento sostenible. Con uno robusto, las posibilidades son globales.


Fuentes: